Hoy
puedo decir que encontré mi puerto y estoy lista para subir a mi barco y
navegar por el ancho mar.
La
vida cambia, las personas cambiamos con los días, con los años, a veces hasta
en un segundo. Antes no me daba el valor
que merecía, siempre pensaba en la otra persona menos en mí, quería quedar bien
con todos y todas, me entregaba por completo para satisfacer a la otra parte,
era tanto mi entrega que hacía hasta lo imposible por hacer sentir bien, por
complacer a los demás.
En
mi lista de prioridades Yo misma no me encontraba, no había espacio para mí y
si existía alguno sin duda alguna estaría en último lugar, pero la ruleta giró y bastante, las circunstancias me han hecho ver la vida de otro modo y eso
incluye el de valorarme, saberme dar mi lugar y que primero soy yo y luego lo demás,
sino me amo a mi misma no podré amar a los demás, sino me valoro yo pues nadie más
lo hará por mí.
He
comprendido que la vida es un diamante sin pulir, pero somos nosotros mismo lo
que tenemos la labor de ir puliendo nuestro futuro, de que nadie nos va ayudar más
que nosotros mismo, que los milagros no existen, pero si las oportunidades.
La
vida es muy rápida, fugaz, pero eso no nos impide a volar, navegar y porque
correr grandes distancias, debemos aprovechar cada segundo porque mañana puede
ser demasiado tarde.
Comentarios
Publicar un comentario