El
otro día iba camino a casa en transporte público y en la ruta se encontraba una
parada en la universidad en la cual estudie, la guagua se detuvo y subió una
estudiante que por su físico y su actitud se notaba que era de nuevo ingreso,
muy joven.
Me
detuve analizarla un poco y hasta me comparé con ella cuando yo estaba en mis
tiempos de prepa, como cambia la vida…
Me
di cuenta que varios de los hombres la halagaban, ella respondía con ademanes y
tonos de niña fresa, que le importaba mucho que la admiraran, que la vieran,
que se destaca ante las demás.
En
una de las ocasiones hasta tuve un encuentro con ella porque duraba horas en lo
que hacía y le recalqué de cierta manera que el mundo está más allá de sus
narices.
Nunca he sido de muchas amigas menos de
exhibirme mucho, gracias le doy a Dios que tengo la madurez suficiente de salir
con mis amigas y amigos y compartir como adultos, sin que nada ni nadie se
entere, que sea un compartir con temas nutritivos para nuestros crecimiento
personal, amoroso y profesional, no soy de las que anda con el club de BEST
FRIENDS FOREVER, mi amiguis del alma, my sisters y demás. No es que este mal
quien lo haga, pero cada edad tiene su etapa y esa precisamente no es la mía.
Gracias a Dios no tengo amigas solo hermanas y lo mismo sucede con la parte
masculina, tengo una hermandad muy fuerte con mis hermanos, se nos pasan días a
veces sin hablar, pero estamos al tanto el uno del otro.
La
madurez no viene con los años, no se improvisa, viene con las experiencias y cómo viven esas experiencias. Se me es chocante ver como muchas de mi edad aún
creen que tienen 15 pero lamentablemente tienen casi el doble, como aun andan
con compinches de amigas creyéndose adolescentes, pero de cierto modo las
comprendo, aún le falta mucho por madurar…
A
mis segundas décadas y medias les recomiendo un potecito llamado madurez…
#BESTFRIENDSFOREVER
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