El otro día recibo un mensaje en mi WhatsApp, no sabía quién era y resulta que me escribió un viejo y buen amigo, no sé cómo consiguió mi contacto porque habíamos perdido la comunicación varios años atrás, pero me alegro tanto leerlo, nos conocemos desde niños, pero la vida se había encargado de distanciarnos. Coordinamos un encuentro para ponernos al día, actualizarnos en nuestros logros y los no tan logro, nos vimos. Fue un gusto inmenso verlo después de tantos años, iniciamos hablar y parecía que nunca acabaríamos. Me contó sobre sus logros profesionales, educativo y como persona, a la vez lamento enterarme del fallecimiento de su padre y las precariedades que surgieron a partir de ese descenso, algo increíblemente bueno que me comento es que en el año entrante se casa y con una de las que fue como mi hermana en el colegio, aunque yo le llevo un año éramos muy buenas amigas. Sentí una emoción tan grande al el comentarme sobre este acontecimiento que sucederá en sus vidas que
Es un espacio donde a partir de mi segunda década decido tener un diario de manera publica, compartir aquellas buenas experiencias y las no tan buenas.