Vivimos en un país tropical, donde las estaciones del año no
se destacan, la mayoría del año se tiene altas temperaturas por esto cuando
llegan esos famosos días gris son totalmente especiales, las temperaturas
mejoran, se duerme más rico, se cocina sancocho o sopas. A sinceridad me gustan
los días grises, pero no tanto la lluvia, es un caos para las personas que
tenemos que estar siempre fuera de casa ya sea por la universidad o trabajo.
Ayer fue un día gris y de la misma manera este se instaló en
mi mente y corazón. Recibí la nostalgia
y el llanto y los deje entrar, no podía pausarlos, debía vivir ese momento. Las
emociones encontradas reinaron al asomarse la madrugada. Todas las noches leo
un poco y ayer no pude, mi cansancio emocional fue lo suficientemente fuerte
para dejarme noqueada hasta dormirme más temprano de la cuenta.
Pero mi sueño no le hace honor a la noche que viví. Estoy segura
que desde el momento que cerré los ojos hasta el momento de abrirlo estuve
soñando. Fue un sueño bastante largo pero aun recuerdo cada uno de sus detalles.
La vida es algo intangible, por aquello que llego la nostalgia y las lágrimas
en mi noche gris fue por ese mismo sentimiento fue que llego el amor, la
ternura y la pasión a mi sueño. Aun
dormida mi cuerpo y mi mente estaban viviendo aquel sueño.
No entiendo como es posibles que esas emociones que te
causen tanto dolor a la vez te hagan sentir viva y hasta soñar con algo
imposible. Es majestuoso el poder que tiene una persona sobre la otra y a la
vez es inexplicable lo que realmente pasa en nuestras vidas.
El día gris a alborotado mis emociones y soy la protagonista
principal. Hoy no es precisamente mi día y debo aprender a digerir estas emociones
porque, aunque es triste reconocerlo, estoy consciente que de lo que fue ya no será
ni hoy ni mañana…
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