¡Unos días ausentes, pero aquí estoy!
La otra semana fue una de esas caóticamente hermosa, me gradué.
Pensé que ese día nunca iba llegar, hasta dije que si era una señal de Dios
porque la graduación tocaba en enero y la movieron a febrero, los días han pasado
en un cerrar y abrir de ojos. Viví mi semana de una manera única, me percaté
que el mundo gira y gira y que los humanos evolucionamos sin parar, me di
cuenta de cuanto me ha tocado a mí. Estoy confundida si es los años o la experiencia,
pero vivo apostando el día a día a momento de calidad.
Muchas de mis amigas estaban estresadas por la ropa, el
momento o simplemente la fotografía, yo no pensé en eso. Me enamoré de mi
momento y lo viví a plenitud. Fui con mis padres a comprar lo que se
necesitaba, nos dedicamos un día de spas, dure una semana sin dormir llorando
todas las noches, mi madre me acompañó a lo más mínimo, a mi peinado, donde la
maquillista, ambos me acompañaron al ensayo y a la misa, se fueron temprano de
casa el día de mi graduación para no perderse ni un segundo de este acto,
estuvieron atento a lo más mínimo y lo vivieron más que yo.
Nunca me sentí nerviosa más vivía con un nudo de emociones
en mi garganta, todo lo que viví durante varios años, recordé desde el primer
hasta el último día. Mi primera y última clase. Dedique ir toda una mañana a la
universidad simplemente para recorrer cada uno de sus lugares y recordarlo
todo, lo malo y lo bueno, lo triste o lo alegres, las quemadas o pasadas de los
exámenes, mis exposiciones, fotografías, grabaciones o simplemente donde
estudiaba o pasaba momentos de ocio, a mi capilla donde iba diariamente.
Creo que lo importantes es la esencia de cómo vivamos el
momento porque todo lo demás se queda y eso fue justamente lo que pasó conmigo,
no me quede con nada, solo recuerdos, unos alegres y otros no tanto.
Cuando inicio el desfile ya con mi toga y birrete puesto no
me lo creía, llore por las veces que camine por ahí, las experiencias vividas y
por las que vienen, por el fin de una etapa y el inicio de otra.
Si tuviera que volverme a graduar lo haría de la misma
manera que lo hice, tuve una graduación totalmente sentimental, emotiva, muy
humana, tal cual soy. No hice fiesta ni celebraciones, algo muy íntimo con mi núcleo
familiar y con las personas que más amo en este mundo, no faltó nadie, todo fue
perfecto. Cenando con mi familia, esos
seres que amo y le agradezco quien soy hoy en día, aquellos que se preocupan
por mi ante cualquier eventualidad, aquellos que le aportan en el día a día a
mi vida, que me brindan sus consejos, personas con la misma calidad de valores
que los míos, entes multiplicadores de amor, se ellos supieran cuánto los amo, más
de lo que se imaginan.
La mayoría de fotografías las llevo en mi memoria, me
percate de llevar de fotógrafo a mi mente y a mi corazón y revelarlas en cada
beso o abrazo recibido de todos aquellos que fueron.
Las llamadas iniciaron una semana antes, uno que otros
detalles, mis bellas flores y globos no podían faltar, estoy sumamente
agradecida de mis seres especiales en esta tierra. Mi abuela desde el cielo me acompañó en cada
instante. Lleve detalles de esas personas que ya no están para sentirlas cerca
de mí. No olvide nada ni a nadie, todo el que estuvo presente en mi vida
universitaria o en esos años lo lleve en mi corazón. No me cansaba de mirar el
cielo y agradecerle a Dios, por tanto.
Al momento de recibir mi título no me lo creía, mire al
cielo y lo abrace porque creía que era un sueño luego de tantas lágrimas, sufrimientos,
tantos sacrificios. Tenía unas ganas enormes de abrazar que al primero que
abrace fue a mi director, fue un momento muy puro y emocionante.
En la madrugada y para cerrar el día fuimos a bailar un poco,
invite a los más mayores porque soy de ese tipo de jóvenes, que la ideología de
los otros me tiene sin cuidado, pero estaba muy cansados de una semana muy caótica,
los jóvenes nos fuimos un ratito a mover el esqueleto y un poco más.
A Dios las gracias, a mi familia y a esos ángeles terrenales
que me rodean. Fue perfecta.
Comentarios
Publicar un comentario