Hace un año atrás un día como hoy me estaban dando de alta, tras pasar
por un procedimiento quirúrgico de emergencia y a la vez delicado. En ese
entonces pensé en una posibilidad de muerte, por lo apresurada de la operación
y lo delicada que llego hacer. Pero todo en la vida tiene un porque, siento que
esa operación me dio mucha lecciones de vida, me ayudo bastante con la
ideología de vida que llevaba y con la que realmente llevo ahora.
Aprendí que no todo es para siempre, que luego de arrastrar tanto una
enfermedad solo basto unas cuantas horas para que desapareciera, razoné que así
mismo es el día a día. En ocasiones venimos extendiendo el cambiarnos de
trabajo, mudarnos de casa o de país, dar un cambio de estatus sentimental pero por temor al cambio, al que dirán o aferrarnos
a un amor imposible no lo hacemos pero hay que correr el riesgo, de intentar
todo aquello que realmente nos suma en nuestras vidas y no aferrarnos aquello
que ya no puede ser.
Con una anestesia corremos el riesgo de pasar a la otra vida, aquella
que es eterna pero aferrarnos a lo imposible nos mata lentamente el corazón y
los días en esta vida tan efímera pasan demasiado rápido, eso es auto matarnos
cuando ya sabes la respuesta.
La vida se basa en valorarnos, estar consciente de aquello que merecemos
y como lo merecemos. No conformarnos con migajas cuando lo estamos entregando
todo, no somos videos de snapchat ni conversaciones de WhatsApp que la abren
y la cierran cuando les place.
Debemos vivir ahora porque mañana puede ser demasiado tarde.
Comentarios
Publicar un comentario